la raya en el agua: 03

18.3.23

Llevo un par de días sin conseguir digerir esa frase que escribió la presidenta de la Comunidad de Madrid: “Hoy la izquierda está acabada. Matadlos”. Cuánto horror se encierra en esa frase. Cuánta violencia rezuman esas palabras en boca de una persona pública y responsable del gobierno de una Comunidad. ¿Cómo educar a unas criaturas en la tolerancia, el respeto a las normas, a los semejantes, a los mayores, educar en la ayuda mutua, la solidaridad, la colaboración… con semejante modelo como es la señora Ayuso?

Vivimos una época lamentable donde se fomenta la violencia verbal, el insulto, la mentira, como medio de comunicación en general y de hacer política en particular. ¿No hay nadie que le diga a esta señora, y a otros como ella que utilizan esta técnica de la confrontación, que así solo estamos contribuyendo a fomentar más la violencia como medio de resolución de conflictos? ¿Que esto solo nos lleva a la confrontación, a la guerra, a la destrucción de las normas de respeto mínimas para una convivencia ciudadana? ¿Qué así no puede haber diálogo para alcanzar un consenso que favorezca la armonía y la mejora de la vida de un país?

¿Una señora que es miembro de la iglesia católica, que visita al Papa para recibir su bendición puede dar la orden a sus seguidores de “Matadlos”, refiriéndose a la izquierda porque no piensa como ella?, una religión que tiene como líder a Jesús, predicador del amor y del perdón como medio para relacionarse con las otras personas, incluidos tus enemigos.

¿Cómo puede dar esa orden a sus seguidores una presidenta de Comunidad que tiene a su cargo el gobierno de una Comunidad donde casi la mitad de la población piensa distinto de ella? ¿No tiene derecho a vivir esa mitad de la ciudadanía?. ¿Cómo digiere en su cabeza las palabras del Papa hoy que le reclama a Ayuso y Almeida “poner en el centro a los vulnerables, por encima de las ideologías”? Me temo que haciendo oídos sordos y echando más leña al fuego calentando los discursos hasta el disparate y faltando al respeto en la convivencia y la educación. Y poniéndose como modelo a seguir. ¿Qué dolor?