6.7.17

Una tarde mágica. Última sesión de Cinefórum

UNA TARDE MÁGICA La tarde de aguaceros intermitentes desanimó a los caminantes y la sala del cine club en su última sesión quedó más vacía que nunca a pesar de los esfuerzos impagables del profesor José Mª Claver y su invitado Juan Antonio Hidalgo Casaux.

Íbamos a tener el privilegio de conocer los entresijos del Festival de cortos de Terror y de Ficción La vieja encina, de San Nicolás del Puerto,  un pueblo de 500 habitantes de la sierra Norte de Sevilla. Lo que parecía sería una sesión de cortos más o menos interesantes se convirtió en una espléndida sesión de cine gracias a la energía de Juan Antonio Hidalgo Casaux, director y alma del mismo. Un cuerpo grande y fuerte enfundado en una camiseta juvenil con un puño provocador de Mazinguer Z, empezó a hablar de la gestación y la historia del festival de cortos, amén de las bonanzas del mejor pueblo del mundo: San Nicolás del puerto.  Y como un encantador nos fue contagiando su entusiasmo. Cuando alguien habla con tanta pasión de un tema no puedes dudar de que será algo extraordinario. Y eso es así porque una actitud positiva contagia a quienes le rodean y el efecto es multiplicador, hasta convertirse en un foco que irradia energía y a la vez atrae más y más energía de quienes caen en el espacio de influencia. Directamente en el proyecto trabajan 9 personas, pero en elmomento del Festival todo el pueblo termina implicado y beneficiado por la repercusión económica que tiene la presencia de tantas personas en toda la comarca y en una época, enero, en que la vida y la economía están en su momento más bajo.

Así nos sentimos quienes participamos de esa sesión, atraídos por esos ojos minúsculos pero permanentemente risueños por los que salía a borbotones toda la información y los nombres de la gran cantidad de personas que ya han pasado por ese pequeño pueblo que llega a reunir 3000 personas en los cuatro días que dura el Festival.

Y después, el festín de cortos que Juan Antonio había seleccionado de esos cuatro años de vida de entre más de 2600 trabajos  de 90 países de todo el mundo:
Pudimos disfrutar de piezas extraordinarias como:
Curvas de David Galán, premio del público 2014
Aún hay tiempo, de Albert Pintó, 2º premio 2015
Time Lapse, de Christian Avilés finalista 2017
Zero, de David Victori, producido por Ridley Scot, muestra de la genialidad española en el trabajo de los efectos especiales.
Arrópame, de Tuck Mein
Flash, de Alberto Ruiz, 1º Premio 2015
Prohibido arrojar cadáveres a la basura, de Clara Bilbao, Premio del público de 2015

Fue un broche de oro a la labor de nuestro profesor José Mª Claver que con más energía y entusiasmo, si cabe, que su amigo Juan Antonio ha venido dedicando su tiempo, su sabiduría y su pasión de manera altruista en aras del conocimiento y del disfrute del mundo del cine.

Lástima que la sala no estuviera llena como cabría esperar; las personas que sí estuvimos salimos reconfortadas y reconciliadas con la vida por estos modelos de buen hacer.
Gracias

 

2.7.17

José Almada de Negreiros (Santo Tomé 1893-Lisboa 1970)


Otro tesoro de mis viajes: Esta vez encontrado en Lisboa, en el Museo de la Fundación Gulbenkian:
José de Almada Negreiros. 
Un modernista de una gran talla en todas las artes y que nunca he oído nombrar cuando hablamos del arte de principios del siglo XX,; siempre aparecen las referencias de autores franceses, italianos, alemanes, inglese, incluso rusos, tan lejanos a nosotros. Sin embargo este autor vecino, de aquí al lado, Portugal, que vivió unos seis años entre Madrid y Barcelona conviviendo con todas nuestras vanguardias, nunca ha llegado a mis oídos. ¿Cómo es posible? tal vez se deba a mi ignorancia, claro.

29.6.17

Defendiendo la nada


Artefacto varado en la playa de Ericeira, Portugal, efecto del agua, el aire, el sol, el viento y el paso del tiempo.

Urbano Lugrís, surrealista gallego

Urbano Lugrís, otro de mis descubrimientos viajeros, nace en A Coruña en 1908 y muere en Vigo en 1973.

8.6.17

Crisálidas



Anoche se inauguró en la tienda "Curadas de Espanto", Calle Francos de Sevilla, la exposición colectiva de Rosario Schlatter y Ana Escalera titulada “Crisálidas”. Las manos de Rosario han moldeado el dolor en el silencio con el barro primitivo, aportando tintes de ternura y de calidez. Luego ha urdido con hebras de lino natural esbozos de sueños que entran y salen de las vasijas de barro cocido. Crisálidas que fraguan deseos escondidos y que asoman como cascadas de agua viva de lo oscuro.



Y los ojos de la fotógrafa Ana Escalera nos han descubierto nuevos matices, convirtiendo cada objeto en protagonista de sí mismo gracias al fondo, a la luz, al encuadre. Cada pieza, cada detalle, nos transporta al momento de la creación de Rosario, y vemos fluir la armonía perseguida por la cámara de la artista que se mueve por el espacio trastocando las reglas habituales de arriba y abajo, dentro y fuera, delante y detrás… Hasta conseguir el punto exacto, la luz perfecta, el color adecuado para presentar al espectador un resultado hipnotizador que invade de paz el espíritu.





Ana Escalera ha reinventado las obras de Rosario Schlatter y ha conseguido una simbiosis que multiplica el efecto de armonía y belleza para quienes las contemplamos.

Felicidades a las dos artistas y gracias por ese regalo expuesto en una sala dirigida a mujeres que saben de lo que hablamos.

Juana G. Linares


6.6.17

A Coruña (5) Mujeres: Concepción Arenal

Paseando por los Jardines de Méndez Núñez encontramos El monumento a Emilia Pardo Bazán y, en el centro, el dedicado a Concepción Arenal 1820-1893

Natural de Ferrol, hija de militar, es una de las figuras más importantes del siglo XIX por su tenacidad y dedicación en pro de la justicia social y los derechos de las mujeres. Al parecer fue la primera mujer que asistió a clases universitarias en Madrid (si bien tuvo que hacerlo como oyente y no pudo examinarse ni, por lo tanto, conseguir un título universitario. Según su biógrafa, María Laffitte, tenía que disfrazarse de hombre para asistir a clase.) Se casó en 1848 con el periodista Fernando García Carrasco, natural de Mérida, del periódico liberal Iberia, con el que asistía a tertulias literarias, también vestida de hombre, para participar activamente en los debates políticos del momento. Tras la temprana muerte de su marido, en 1857, siguió colaborando con sus artículos en el periódico, pero pronto las envidias y recelos que no aceptaban que una mujer escribiera como ellos en el periódico la hicieron desistir. Y en 1859 se retiró con sus tres hijos a Potes, Cantabria, donde se sumió en una fuerte depresión. 
Allí la descubrió Jesús de Monasterio (1836-1903), un joven violinista, hijo de la dueña de la casa, que acudía a Potes en verano. Intrigado por esta mujer silenciosa, famosa en los círculos literarios de Madrid y que pasaba las horas en la solana de la casa ensimismada, entabló con ella una larga amistad que se mantuvo a través de cartas después de marchar a Galicia en 1863.


Desde Potes continuó su actividad literaria y participó en concursos literarios, como el convocado por la Sociedad Económica Barcelonesa de Amigos del País en 1859 en el que obtuvo el primer premio.


En junio de 1861 la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas premió su memoria “La beneficencia, la filantropía y la caridad”, apreciando sin duda su claridad doctrinal, que empieza por el propio lema de la plica: «La Beneficencia manda al enfermo una camilla; la Filantropía se acerca a él; la Caridad le da la mano»  Se da la circunstancia de que el texto había sido inscrito con el nombre de su hijo, que tenía entonces 10 años. Al abrir el sobre y descubrir el auténtico nombre de la autora no hubo más remedio que concedérselo. ¡Cuántas dificultades han tenido que superar las mujeres para ser reconocidas por sus capacidades! El texto está dedicado a Juana de Vega, la viuda de Espoz y Mina, otra figura femenina que encontramos en las calles coruñesas. 


Y en 1863 Concepción Arenal se instala en A Coruña con el nombramiento de visitadora de prisiones de mujeres. Allí conoce personalmente a Juana de Vega,  viceprotectora de establecimientos benéficos de Galicia, y entrambas se entabla una simbiosis colaboradora en pro de las reformas sociales y penitenciarias: organizan el Patronato de Señoras para la visita y enseñanza de los presos. En 1870 funda La Voz de la Caridad, periódico que durante sus catorce años de existencia fue plataforma para denunciar los abusos e inmoralidades presentes tanto en hospicios como cárceles de la época. 


A partir de ese momento su actividad es frenética elaborando informes, escribiendo artículos, libros y envió memorias a los Congresos penitenciarios de Estocolmo (1878), Roma y San Petersburgo (1890); congresos que telegrafiaron a la autora felicitándola por sus estudios y lamentando su ausencia física. Su ingente obra estará dedicada a los presos (“El visitador del preso”)  la pobreza (“La beneficiencia, la filantropía y la caridad”)  y los derechos de las mujeres (“La mujer del porvenir”, “El estado de la mujer”, “La educación de la mujer”…). 


La vida es un entramado de hilos que unen personas, tiempos, historias, circunstancias, recuerdos: En A Coruña encontré juntas a Rosalía de Castro, Emilia Pardo Bazán, Juana de Vega y Concepción Arenal. Ésta me llevó primero a mi Mérida familiar para encontrar a su marido Fernando García Carrasco y luego a mi reconfortante Potes veraniego donde resuena la música de Jesús de Monasterio y, de manera accidental, a la caída de una tarde placentera ante los colores reflejados en el puerto, a la doctora Ofelia Rey Castelao,Catedrática de Historia Moderna de la Universidad de Santiago de Compostela,

que desveló los matices de las vidas anónimas de algunas gallegas rompedoras. Sus estudios han seguido el rastro de mujeres que durante siglos emigraron solas a la capital, o bien heredaron todo el peso familiar tras la marcha de hombres que a veces murieron y otras no volvieron. 

A Coruña ha avivado mi interés por los derechos de las mujeres y la justicia social. El resultado: un tapiz multicolor, personal y a la vez universal que espero seguir completando día a día.


Fuentes:
Concepción Arenal Aponte

  
Aún quedaban muchas mujeres más:
nuestra queridísima Rosalía de Castro,