30.6.23

Siameses


 Siameses

29.6.23

Calzada romana

 Calzada romana en el Puerto del Pico


 

25.6.23

Todos los colores son necesarios

 Todos los colores son necesarios


 

19.6.23

La ciudad dormida


La ciudad dormida

13.6.23

Cardeña

 Tiempo perdido,
reloj enloquecido

 en Cardeña


 

9.6.23

Arquitectura vertical

 Ejercicios de arquitectura vertical


 

6.6.23

El Contemplado

5.6.23

Miradas de Brasov, Rumanía

 Miradas de Brasov, Rumanía


 

Ruth Fulton

 

 La antropóloga estadounidense Ruth Fulton nacía el 5 de junio de 1887. Ruth fue una buena estudiante que consiguió una beca para estudiar en el Vassar College de Nueva York, de donde se graduó en el año de 1909.

Cuando en 1914 se casó con un bioquímico llamado Stanley Benedict, este no le permitió que trabajara fuera de casa así que decidió empezar un proyecto muy personal. Empezó a escribir biografías de grandes mujeres como Margaret Fuller o Mary Wollstonecraft. Estos textos no llegaron a publicarse, sí unos poemas que escribió bajo pseudónimo.

Después de separarse, en 1918 empezó a estudiar antropología en la Universidad de Columbia. Allí conoció a Margaret Mead de la que se enamoró, iniciando una relación amorosa. En 1923 se doctoró y años después consiguió un puesto como profesora Asistente de Antropología en la Universidad de Columbia.

Ruth escribió "Patrones en la Cultura" en 1934, una obra en la que analizaba la cultura de los pueblos y su comportamiento.

Separada de Margaret, compartió el resto de su vida con la psicóloga Ruth Valentine. Cuando estalló la Segunda Guerra Mundial, se unió al Ejército de los Estados Unidos colaborando en la Oficina de Información de Guerra.

Después de la guerra se convirtió en la primera mujer presidenta de la Asociación Antropológica Americana. Continuó con sus investigaciones y colaboró en distintos proyectos de la Unesco hasta que falleció en 1948 de un ataque al corazón.

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4.6.23

Mario Álvarez

 Hace ya casi treinta años que estuve aquí por primera vez, gracias a la excursión del instituto con mi profesora de Literatura española, Juana García Linares , y me sigue emocionando volver a pasearme por los espejos cóncavos, aunque tenga poco héroe y mucho menos de clásico. Al final, siempre acabo en la cuesta de Moyano, como entonces.


 

1.6.23

Bailar

 y seguir bailando para ganar la partida al tiempo