27.7.23

Playa urbana de Llanes, El Sablón

 Playa urbana de Llanes, El Sablón


 

26.7.23

Inicio de la Ruta del Cares desde Poncebos

 Inicio de la Ruta del Cares desde Poncebos


 

25.7.23

Herida

 "Herida", escultura de Alberto Bañuelos Fournier en recuerdo del hundimiento del Prestige y homenaje a todos los voluntarios que acudieron a limpiar las costas de los vertidos de petróleo. El monumento, al lado de la Virgen de la Barca, se levanta frente al mar con esa herida como una queja de la tierra ante los desastres del ser humano, pero a la vez como un símbolo de fortaleza, de unión, de resistencia contra la adversidad.


 

Floripondio o Brugmansia arborea

 Floripondio o Brugmansia arborea


 

22.7.23

Plaza de Obradoiro

                                                         Plaza de Obradoiro

 Veinte años me separan de aquella llegada emocionada con un grupo de soñadores que buscábamos otra manera de celebrar el final de la enseñanza secundaria, de la adolescencia, antes de iniciar la vida adulta.
Terminábamos aquí un camino de iniciación donde habíamos puesto a prueba nuestro cuerpo y nuestra mente, después de aprender a compartir, a convivir y a comprender que no estamos solos, que necesitamos la ayuda de los demás para superar los momentos difíciles.
Hoy la visión de la alegría de tantos y tantos grupos que llegan a esta plaza de piedras vestidas con el anhelo, la ilusión y la energía aquí depositada durante años y años, me emociona y me hace saltar las lágrimas sin poderlas contener.  Nos hace libres soñar y luchar para conseguir hacer realidad los sueños para hacer un mundo más solidario y más justo.
 

 Almudena: Suerte inmensa de haber podido vivir, hace ya 20 años, esa experiencia de tu mano. En su momento volvíamos pensando que nunca lo olvidaríamos y ahora, 20 años después, confirmo que no se olvida, que nos hizo crecer y que nos siguió ofreciéndonos mucho con el paso del tiempo. Muchísimas gracias, Juana, otra vez, por acompañarnos en el Camino (más allá de los 100km). Te quiero un montón.
❤ 
María Aparecida Caseca: Um grande beijo com carinho e saudades desses jovens peregrinos que me acolheram amorosamente.
 
Nita Prat: Un camino lleno de emociones, sentimientos, descubrimientos y sobre todo aprendizaje. Inolvidable aquel camino en el que tanto compartimos, guiado por 3 grandes profesores (y 3 grandes personas) repletos de sabiduría, quienes depositaron su confianza en unos cuántos adolescentes, regalándonos una gran fuente de valores que hoy están en nuestras raíces.
 

21.7.23

Hórreo

 El hórreo, el palomar y la Iglesia, conjunto propiedad del clero de la localidad que controlaba así la producción, el almacenamiento y la alimentación de las "almas" de la zona

Agora

 No conozco al autor, Manuel Antonio, pero el poema me emocionó en una calle de Porto Son


 

Sinclinal del Sil

Hoy vamos a conocer algo de geología. Esta tierra de Galicia, tan mágica y tan culta, es la más antigua de toda Europa; eso aprendimos recorriendo sus montañas. Desde el noreste al sudoeste discurren las Montañas do Courel, hoy incluidas en un Geoparque catalogado por la Unesco como uno de los hitos geológicos más antiguos de Europa. Se trata del resultado del choque de dos placas tectónicas, Laurrusia y Gondwana que provocaron una alta cadena montañosa en el período Carbonífero, hace más de 300 millones de años… Uf, soy incapaz de imaginar tanta antigüedad, luego vendrían fuertes erosiones que hasta hace 65 millones de años dejarían al aire distintos sedimentos con los materiales que conformaban un fondo marino. En la actualidad pueden observarse desde distintos miradores esos plegamientos y fracturas que ondulan el paisaje. Me quedé fascinada por el Sinclinal do Sil donde se pueden ver los sedimentos de cuarcita blanca que se plegó varias veces, alternada con la pizarra negra. 

En presencia de estas montañas y las huellas de esas fracturas, no podemos dejar de sentirnos impresionados si lo comparamos con nuestra historia particular. Se calcula, según los últimos datos, que el ser humano puede tener una antigüedad de unos 150.000 años. Y tenemos ante nosotros huellas de 300 MILLONES DE AÑOS!!!!
Al lado de esa evidencia me sobrecogió la labor del ser humano que en poco más de 50 años ha modificado la vegetación de la zona, quemando sus árboles originarios, replantando estas laderas, quemando nuevamente y trazado esa cantidad de caminos que hoy serpean los montes tras el último incendio.
Mientras, el sol, el agua y el viento, impasibles, siguen su trabajo y muestran las huellas de su pasado
 

 

20.7.23

Hórreo Carnota

                                               Carnota, 34 metros de hórreo


 

Aseos

 Extraordinaria información que debería aparecer en todas las ciudades

 


19.7.23

Maizal a la moda punky

                                                             Maizal a la moda punky


 

Raíces marinas

 Cuando baja la marea el mar deja al aire huellas similares a las raíces escondidas de los árboles


 

Arqueólogos

 Las personas curiosas, cuando salimos de vacaciones, nos creemos un poco exploradoras porque afloran en nuestro interior ecos de ese espíritu aventurero que empujó al ser humano siempre a conocer, investigar e ir más allá. Y somos capaces de dedicar una mañana a buscar la ubicación, los restos de una antigua construcción, dolmen, cueva, ermita, monasterio, palacio… aunque esté muy derruida, muy abandonada o muy perdida entre la maleza.
Así estábamos el pasado domingo buscando las huellas de un antiguo monasterio del que solo se conserva la iglesia, hoy cerrada y quizás solo la abran el día del Santo, una vez al año, o en una romería. Era el monasterio de San Xoan de Camba, antigua abadía dúplice con una comunidad de hombres y otra de mujeres, fundado en el siglo X. Moverse por las carreteras de Galicia ya es de por sí una aventura. La población dispersa, las diferentes organizaciones administrativas y la duplicidad de nombres de los lugares te llevan a dar vueltas como en un laberinto y recurrir necesariamente a las personas del lugar para que te indiquen cómo llegar a donde les preguntas. A veces te miran sorprendidas como diciendo “y ahí van? Si solo son cuatro piedras” Pero aquí el espíritu aventurero no se rinde y persevera hasta llegar a su destino aunque haya dedicado varias horas.
Así nos pasó a nosotros y cuando llegamos quedaba una iglesia reconstruida en el siglo XVIII y sin vestigios de esos monasterios dúplices. Peeero, encontramos a dos jóvenes excavando en un rectángulo con mucha dedicación. Me acerqué a ellos, pregunté si estaban investigando algo y Martiño, que así se llamaba uno de ellos, muy amablemente me informó del trabajo que estaban haciendo los límites de alguna dependencia del monasterio que les ayudaría a confirmar lo que figuraba en testimonios escritos. La iglesia fue reconstruida tras el terremoto de Lisboa de 1755.
Martiño y Toni son piezas imprescindibles en el estudio de las huellas del paso del ser humano por el territorio, para comprender cómo se ha ido conformando la vida hasta llegar a la actualidad y escribir su verdadera historia. Sin este trabajo, silencioso, pertinaz, desconocido, a veces desechado, no podríamos comprender las particularidades de nuestros pueblos, de nuestras gentes.
Después de una detallada descripción de lo que estaban descubriendo y de las hipótesis que pretendían demostrar sobre la importancia del lugar y su conexión con la vía romana que llegaba hasta Astorga, abandonamos a Martiño y Toni que seguían arañando la tierra suavemente en busca de un tesoro que solo ellos entendían.
Curioso cómo buscamos rincones escondidos cuando viajamos y muchas veces desconocemos lo que tenemos al lado de casa. 


 

17.7.23

Boas xentes

 Cuando vamos a comer fuera miramos los tipos de platos, los precios, el emplazamiento, el ambiente o nos dejamos guiar por cercanas recomendaciones. Rara vez nos quedamos con las caras de quienes nos sirven las mesas y por supuesto difícil es conocer a quienes regentan la cocina y elaboran lo que vamos a comer.

Hoy quiero hablar de Aitor y Nerea, dos jóvenes camareros que sirven el restaurante de A nossa xente en Castro Caldelas, provincia de Ourense. Elegimos este sitio para comer por su nombre. Queríamos “comer en gallego” y entramos sin otro reclamo que el nombre y azuzados por el gusanillo del hambre y la hora. El restaurante dispone de una sala primera para los clientes habituales de tapeos y cafés y otra en el interior para el comedor. Ese es el reino de Aitor y Nerea. Desde el primer momento te hacen sentir como en casa, con ese ritmo familiar y cariñoso que posee la lengua gallega y que ellos llevan con mucha gracia al castellano. Conocemos primero a Aitor un joven muy despierto y muy rápido en sus movimientos pero que a la hora de ofrecerte las delicias de los platos se agacha para ponerse a la altura de los comensales y explica detenidamente las cualidades de los mismos. Una vez colocada la mesa no tardan nada en aparecer los platos de una deliciosa comida casera tal y como nos había prometido. Mientras que Aitor recibe a nuevos clientes con el mismo ritual, Nerea se acerca y , con la misma dulzura y delicadeza nos pregunta si todo está bien, si necesitamos algo. Ambos hablan con un volumen bajo que invita también a moderar el volumen del recinto. Bien es verdad que no está lleno el salón y que los demás comensales tampoco hablan muy alto, lo que es muy de agradecer. Otro día comprobaremos que no siempre es así cuando aparecen niños descontrolados o grupos que hablan a gritos. Aún en esos casos Aitor y Nerea actúan serenamente, Aitor incluso pone la mano ligeramente en el brazo del interlocutor como para transmitir calma, serenidad y confianza, sin elevar la voz.
Salimos satisfechos del lugar y repetiríamos los días siguientes. Finalmente seríamos recibidos con una alegre sonrisa hasta el punto de darnos el título de “xente de nostra casa”. Cuando pase el tiempo recordaremos, y si se tercia recomendaremos, este lugar no por lo que comimos sino por el trato recibido, por la alegría en el trabajo y el afecto con el que tratan a los desconocidos ¿Cómo no hablar de Aitor y Nerea? Gracias boas xentes.
 

 

16.7.23

Fuego

 Grito de dolor del árbol calcinado por el fuego, el monstruo devorador de los bosques


 

15.7.23

Carmiña

 

Me gusta deambular por las calles de los lugares que visito, y descubrir rincones, detalles, curiosidades que dan un toque particular a mi visita y quedan grabados junto al nombre de la ciudad para el recuerdo futuro
Este decorado en ¿relieve? Me llama la atención y me quedo mirando, una señora mayor de 80 años que pasa y también se queda mirando. Basta una frase mía “¡Qué bonito!” para que la mujer asienta y se quede a mi lado, aclarando que no es una casa sino una leñera y ello embellece más aún la pared. La mujer, pongamos que se llama Carmiña, encuentra en mis palabras una complicidad que la anima a hablar y así me cuenta que va al cementerio que está al lado a “ver” a su marido, fallecido hace 4 años en París, donde residían, y que fue trasladado al cementerio de esta ciudad donde habían vivido la mayor parte de su vida. Carmiña es natural de este pueblo y cuando se casó con su marido, que era de Ponferrada, lo convenció para quedarse aquí, a pesar de las pocas posibilidades de trabajo, porque ella no quería abandonar a su madre. La obligación del cuidado de la familia impuesta a las mujeres siempre en primer lugar. Pero la realidad se impuso y, cuando murió su madre, emprendieron el camino de la emigración y se asentaron en París. Allí vivieron, allá vive ella con sus hijos y sus nietos y allí murió su marido. Carmiña es el ejemplo de la migración gallega que se extiende por el mundo entero, pero sigue aferrada a sus raíces, con ese toque de saudade que impregna sus vidas, divididas entre el pasado soñado y el presente vivido. Carmiña conserva la casa familiar y cada año, a pesar de su edad, se viene un mes de verano, aunque sea sola a su tierra. Ya no le queda nadie conocido salvo la tumba de su marido a la que acude periódicamente buscando consuelo.
Cuenta Carmiña que vive muy bien en París y acompañada de sus hijos y nietos, pero no puede desprenderse de la añoranza de su tierra, aunque también es consciente de la vida en los pueblos cada vez más envejecidos, sin una juventud que se marcha a las capitales, aunque dice ella que aquí hay mucho trabajo pero “no hay ganas de trabajar”, “no encuentras un albañil que te haga una pequeña obra en casa, ni un electricista ni un fontanero” “La gente joven hoy encontraría trabajo y casas aquí, pero no quieren trabajar” Se pierde en la evocación de las dificultades de sus años jóvenes y sus palabras suenan a repetidas, quizás por efecto de la edad. Nos despedimos como viejas conocidas en apenas 10 minutos y enfila la calle, con su paso inseguro, camino del cementerio para hablar con su marido. Hoy tendrá una anécdota nueva que contarle y yo guardo en mi mochila otro momento mágico encontrado en una esquina. Me alejo con la convicción de que hablar sin prisa, sin ideas preconcebidas, aúna las almas y embellece el día
 

 

12.7.23

Salud

 Hoy toca dar las gracias muy efusivamente al Centro de Salud de Castro Caldelas por su eficacia, amabilidad y profesionalidad con una turista que recaló por allí para hacerse la prueba del Sintrom, una rutina que te obliga a controlar el nivel de coagulación a quienes padecemos alguna dolencia cardíaca. Gracias a ello y a la disponibilidad telefónica de mi doctora, a la que estoy eternamente agradecida, hemos podido poner los medios para regular el IRN que se había descontrolado y podía provocar una hemorragia. Gracias al personal médico siempre apostando por la salud pública


 

11.7.23

Reciclados 1

 Serie Reciclados


 

Niebla veraniega

 Esta mañana Castro Caldelas bajo la niebla húmeda casi chirimiri


 

9.7.23

Serie Arte contemporáneo de millones de años 4

 Serie Arte contemporáneo de millones de años 4


8.7.23

Serie de Arte contemporáneo de millones de años 3.

 Serie de Arte contemporáneo de millones de años 3.


7.7.23

Arte contemporáneo de millones de años, 3

 Seguimos con la serie de Arte contemporáneo de millones de años 3



Apiarios

 Apiarios

Visita a los apiarios
Aprovechamos esta mañana la disponibilidad y la amabilidad de Luis para hacer un recorrido por algunos apiarios donde tiene colocados grupos de colmenas. Mientras recorremos los caminos va contándonos cómo abandonó un buen trabajo en una gran empresa, se arrancó el reloj de su muñeca, colgó las obligaciones, los horarios, con la corbata y la chaqueta y se decidió a estudiar el mundo de las abejas en pleno parque natural de Montesinho, apegado a la tierra silvestre de un rincón de Trasosmontes. La vegetación, encinares (carrascos, azinheiras), robledales (carballos) y monte bajo salpicado de flores silvestres, ocupa todos estos montes y un perfume inunda el frescor del aire.
Las colmenas, están orientadas al sur, agrupadas ordenadamente en filas separadas para permitir el paso de la camioneta de trabajo, y aparecen clasificadas con sus números y elevadas del suelo. Ello permite el trabajo de los apicultores y las mantiene aisladas de la humedad. Luis sonríe mientras explica estos detalles y los métodos que ha ideado para seguir ordenadamente el trabajo con cada colmena. No todas son iguales, no todas producen la misma cantidad de miel, no todas las reinas son igual de productivas… y todo eso debe saberse cada vez que se acerca a una colmena a realizar el trabajo que requiere. Luis ha ideado su particular sistema de control con el fin de ser más eficiente y al mismo tiempo tener las mejores condiciones de trabajo, porque el principal objetivo es hacer bien las cosas que hay que hacer y disfrutar haciéndolas. Sus palabras son suaves y relajadas y nos recuerda las de su padre que le decían que “la mejor herramienta no es la mano, sino la cabeza”. Primero hay que pensar bien y luego poner en práctica lo pensado. Y así llega con su camioneta y las herramientas necesarias al pie de cada colmena y trabaja de pie, sin agacharse, por la parte de atrás de la colmena, con lo cual su espalda no se resiente; usa los mejores accesorios como los cuadros de cera donde las abejas fabricarán sus celdillas antes de llenarlas de miel. El resultado es una miel de una calidad excepcional, reconocida en varios primeros premios nacionales.
Y por último nos explica que ha plantado árboles frutales, entre las colmenas, como manzanos para que en primavera florezcan y embellezcan el espacio y en verano den su fruta. Nuestra ignorancia nos lleva a decir “ah para que haya más flores”, él sonríe y aclara “No, simplemente por estética, para que esté más bonito el apiario”. Ciertamente está más bonito y seguro que las abejas estarán más contentas.
De vuelta a la casa nos va mostrando las novedades del año: las grandes pinturas que adornan las paredes de distintos edificios como las paradas del autobús al borde de la carretera o algunas fachas del pueblo recordando antiguos oficios como los carboneros y los arrieros (“Os Picaburros”) Todo es fruto de su imaginación, propuesto a los ayuntamientos y aprobado por el vecindario. El resultado es un lugar cuidado, amable, sosegado, tranquilo e integrado en la naturaleza. Gracias Luis por tu ilusión y tu dedicación. #apimonte


 

6.7.23

Arte contemporáneo de millones de años 2

 Arte contemporáneo de millones de años 


Estrellas diurnas

 Las estrellas diurnas del castaño iluminan los campos


 

5.7.23

Arte contemporáneo...de millones de años 1

 Arte contemporáneo...de millones de años


 

3.7.23

Atardecer en Gredos

 Atardecer en Gredos


 

Encuentros fortuitos

 

Viajar sin un plan excesivamente rígido te permite descubrir momentos, lugares y personas que dan sentido al viaje y quedan como una muesca imborrable en los futuros recuerdos.
Algo así nos pasó una mañana de este caluroso verano. Llegamos a una ciudad de provincias, El Barco de Ávila, que posee un espléndido castillo a las orillas del río Tormes que indica la importancia que debió tener en un pasado glorioso. Empezamos nuestro recorrido por la calle Mayor, la más importante de todas las ciudades castellanas, esa calle que conservará su nombre a lo largo de los siglos sin que nadie se atreva a cambiarlo. Por esta calle ha discurrido su historia, con sus tiendas, edificios administrativos y culturales, aunque muchas de esas tiendas ya estén en decadencia por la pujanza de supermercados, hipermercados, cafeterías modernas y edificios más amplios que se han instalado en las calles aledañas, dejando esta calle un poco ajada, decadente, pero aún muy transitada por la población.
Recorríamos las calles y un edificio antiguo, con sus banderas oficiales, nos llamó la atención. Era la Antigua cárcel, construida en 1653 según dice en su fachada. Era una casa abierta al público muy bien restaurada que presenta una maqueta de la ciudad. El edificio es un espacio multidisciplinar que contiene la Biblioteca Municipal, es la sede de la UNED y del programa Mentor de talleres y actividades para personas mayores. Y un comedor para jubilados y pensionistas. Y aquí es donde nos quedamos impresionados. Dada la hora que era, el mediodía, las agradables instalaciones del comedor, el hecho de ser jubilados ya y la invitación de una persona que nos vio indecisos en la puerta, entramos y preguntamos si podríamos comer. Sí, por supuesto. Esperamos prudentemente a que pusieran las mesas y comimos unas deliciosas patatas con atún y unos filetes de lomo con ensalada, más natillas caseras. En el comedor habría unas quince personas aunque el recinto tenía espacio para el doble.
Al llevar los platos al mostrador, y pagar, conocimos a Carmen, la cocinera y la artífice de un milagro diario. Junto con su marido Antonio no solo regentan este comedor de jubilados, sino que además llevan la comida diariamente a personas que, o no pueden salir de casa porque son muy mayores, o viven en pueblitos perdidos solos. Cada día reparten casa por casa cincuenta comidas diarias por las viviendas de personas ancianas o imposibilitadas. Me intereso por ese trabajo y a mis preguntas los ojos de Carmen se iluminan, una mujer que rondará los 55 años, y con una sonrisa en la boca, habla de los casos tan tristes que conoce en sus recorridos y cómo se alegran esos ancianos cuando les ven llegar con la comida. No es solo la comida, es la conversación, el sentir que alguien se preocupa por ellos, informan a los servicios sociales si necesitan algo. “Total a mí me gusta cocinar y no me cuesta trabajo hacerlo y más cuando ves que están tan solos”. Carmen hace este trabajo con su marido, Antonio, que a veces refunfuña un poco porque no es suficiente llevar la misma comida a todos. Y Carmen media y quita importancia con su sonrisa otra vez “pues claro, una es diabética, otra vegetariana, otro no come lácteos, a otro no le gustan las lentejas, otra necesita más frutas y no quiere leche… y claro, hay que hacer muchos apartados y llevar muy bien la organización porque si no pues no comen, se abandonan y se ponen malos… durante la pandemia fue terrible, murieron muchos, y eso que nosotros no dejamos de llevar las comidas porque teníamos un permiso especial”
Y pregunto por estas personas que comen en el comedor, dice que sí, casi siempre son los mismos, hombres solos o parejas ya mayores que de esa manera también se obligan a salir y comen más variado y más sano. “Lástima que no vengan más, porque necesitados hay más en el pueblo”.
Salimos de allí reconfortados; esta labor callada, sin aspavientos, simplemente porque es de justicia, es más noticia que lo que sale por televisión, o envenena las redes sociales o los debates políticos.
Abandonamos el comedor por la puerta de la antigua cárcel, buen uso el que le han dado ahora a un lugar que debió encerrar mucho dolor y sufrimiento a lo largo de años.
Gracias a Carmen y a Antonio por ese trabajo tan extraordinario para la comunidad

 

2.7.23

Volantes de tejado en la pared

 Volantes de tejado en la pared


 

1.7.23

Iron Maiden

 Iron Maiden... En un pueblo semi abandonado de la Castilla profunda