22.8.23

Arte efímero

 

 

El arte en la arena de las playas, tan efímero como nuestras vidas, a pesar de nuestros afanes de eternidad

21.8.23

La Concha de San Sebastián. Perfecto nombre

La Concha de San Sebastián. Perfecto nombre
 

18.8.23

Olaiz



Me gusta llegar a los sitios que desconozco con la información más escueta posible para dejarme invadir por las múltiples sensaciones que me ofrecen al llegar. Quiero forjar mi imagen del lugar con mis sentidos y mi estado de ánimo. Así hago un primer esbozo en mi mente como haría un artista para luego ir llenándolo de detalles cada vez más minuciosos según el nivel de conocimiento que voy adquiriendo. Tras esa primera impresión, y para conocer cuáles son los tesoros que entraña cada lugar, busco el punto de información turística que concentra, en teoría al menos, las particularidades de la zona. De esa información dependerá que tu “cuadro” final sea más o menos completo, más o menos hermoso, más o menos interesante. A veces la persona que está detrás de mostrador, poseedora de todos los mapas con los secretos de los tesoros, con voz monótona, cansina aunque eficaz, da una información mecánica, rutinaria, marcando en un mapa los puntos de interés y sin mirarte a los ojos.

Pero otras, ay otras, qué suerte dar con esas, das con una figura encantadora contadora de cuentos que te habla del espacio que puedes visitar como si te estuviera abriendo las puertas de un reino encantado. Te mirará a los ojos directamente, te analizará y rápidamente se hará una idea de quién eres y cómo puede embaucarte. De todas las posibilidades que tiene su oferta irá mostrándote pequeños tesoros y según tu reacción profundizará en esa línea o buscará otra alternativa si no te ve entusiasmada. Si te gusta la naturaleza, el arte, el patrimonio, el deporte, la gastronomía, la historia…, diréis eso es muy simple y fácil de detectar. Pues no siempre es así y un experto tiene habilidades de psicólogo para que la persona salga convencida de que ha llegado a un lugar mágico.

Así me ocurrió al llegar a Lecumberri, una localidad que me atrajo por su nombre sonoro y por su ubicación entre montañas, ya ese detalle prometía verdor y frescura, claves para contrastar con el lugar del calor del sur. La entrada en Lecumberri ya me enamoró con sus casonas individuales, cada una con su personalidad, su porte, sobriedad y al mismo tiempo su impronta histórica con blasones en muchas fachadas. Ciudad impoluta, ordenada, de jardines y balconadas llenas de flores. Una brisa agradable agitaba las ramas de los árboles con un leve susurro y una serenidad me invadió hasta el punto de pensar: me gustaría vivir aquí.

Con ese buen estado de ánimo entramos en la oficina de Información y Turismo ubicada en la antigua estación del ferrocarril, hoy desaparecido, que servía para transportar el hierro de las minas cercanas a San Sebastián. El ferrocarril dejó de circular en 1957 y ahora su trazado se ha convertido en una vía verde. La oficina estaba atendida por una chica y un chico. Nos atendió el chico, un joven de pelo negro con un rizado mechón sobre la frente y unos ojos curiosos que rápidamente nos cautivó. Ya no tuvimos más que ponernos en sus manos y escuchar las bondades de todo lo que podíamos ver en la zona. Pero no solo lo que podíamos ver, sino cómo hacer las reservas de sitios especiales, y no solo cómo hacer las reservas sino que él hizo las reservas por nosotros y nos gestionó los pagos, y nos imprimió los correos… Así, nos gestionó la visita a una cueva geológica extraordinaria, la cueva de Mendukilo, y un paseo guiado por unos pastizales de alta montaña en un valle escondido, el valle de Araitz, al pie de las Malloas, con degustación de quesos de idiazabal para el día siguiente, y un recorrido por unas cascadas y otro por bosques de hayas y de robles centenarios que nos han ido descubriendo la riqueza de estos rincones excepcionales. Su amabilidad llegó a imprimir horarios de trenes de otra comunidad a pesar de que estaba fuera de su ámbito… Y de tener más días nos habría descubierto más y más tesoros para seguir disfrutando de mostrar las bondades de su tierra.

Salí de allí convencida de que esta tierra no se me olvidaría nunca porque estaba impregnada del amor de este chico y eso es contagioso. Le pregunté su nombre al salir: Olaiz, que significa lugar de cabañas altas


 

17.8.23

16.8.23

El bosque encantado

El bosque encantado. Parque Natural de Urbasa y Andía
 

15.8.23

Etxarri Aranatz

Viejo roble caído convertido en escultura por José Miguel Maiza, hoy situado en la rotonda de entrada a la localidad de Etxarri Aranatz, con motivo del 700 aniversario de su fundación 1312-2012

 

14.8.23

25 años Albergue La Torre


 
El tiempo, ese concepto que al parecer solo el ser humano es capaz medir, evaluar y valorar, pasa al margen de los intereses humanos pero va dejando su huella en todo lo que vive. En la naturaleza los ciclos estacionales modifican el paisaje y la presencia de las distintas especies animales. En nuestra vida cotidiana parece que el tiempo no pasa porque siempre estamos en el centro de nuestra percepción. Por eso hay que pararse de vez en cuando y mirar atrás para comprobar como el tiempo también ha dejado huella en nosotros. Eso está ocurriendo estos días en un rincón de Cantabria donde el paso del tiempo acabó con un modelo de vida tras la jubilación de Aurelio, el pater familias dueño de una granja de vacas lecheras. Hasta ese momento llegó un periodo de trabajo, de lucha por la supervivencia , de procreación y de crecimiento familiar. ¿Qué hacer ahora?, dudas, incertidumbres, debates… hasta llegar a un consenso: transformar el negocio de las vacas en un alojamiento para quienes pasaran por este lugar en el que no había ningún otro. El modelo, tal vez por influencia de los peregrinos del Camino de Santiago, tomó forma hasta convertirse en un modesto albergue con un par de habitaciones y un gran comedor donde los huéspedes se sentaran juntos, se conocieran y compartieran sus experiencias. Ese modelo cuajó y propició la formación de amistades que han seguido en contacto a través de los años.

Pero no basta construir el edificio, lo importante es el espíritu y la calidez humana de quienes lo pueblan y lo dirigen. Hay muchos hombros que apostaron por el desarrollo de esta idea y requeriría un apartado nombrarlos a todos, pero hoy, al cabo de 25 años, permanecen dos luces que iluminan la casa que son Azucena y Sonia, que han sabido superar las dificultades y las diferencias propias de su distinta procedencia hasta llegar a formar un tándem perfectamente sincronizado que han convertido este lugar en un faro siempre encendido a donde recalan no solo los que reservan con tiempo a través de las nuevas tecnologías, también los desorientados, los perdidos en el tráfago de las modernas carreteras o víctimas de temporales subidos en frágiles bicicletas. Ambas están acostumbradas a abrir la puerta y ofrecer refugio y un plato de comida a quienes llegan orientados por ese dragón verde de esperanza aferrado al nombre de La Torre, en medio de la niebla.
 
Hoy, el boca a boca y el buen hacer de ambas han convertido el albergue en un lugar confortable, prácticamente lleno todos los días del verano, y del que queda prendado todo aquel que pasa y se va prometiendo volver.
 
Nosotros quedamos enamorados de estos montes, de este espacio, de este calor humano y ya son 23 años los que llevamos repitiendo. A pesar de la desaparición de Aurelio y Carmina, el tronco familiar, y del aumento de la familia con retoños muy nuevos, llegar aquí nos devuelve a los momentos gozosos que aquí hemos ido acumulando año tras año, como si el tiempo aquí se hubiera quedado ralentizado.
 
Que la vida os siga colmando de energía para seguir llenando de felicidad este hogar.

12.8.23

11.8.23

Metrópolis de caracoles


 

Familia Las Llamas


 En una aldea de la Asturias occidental de unos 60 habitantes, situada en un paisaje idílico en lo alto de un otero, se encuentran edificaciones cerradas, antiguos establos, casas y escuela vacías, paradas de autobús por donde no pasa nadie, aperos de labranza sin utilidad en grandes cobertizos. Todo ello habla de una intensa actividad en años anteriores con voces de niños en las calles y el trajín cotidiano del trabajo en el campo salpicado de vacas lecheras de postal. Hoy también aquí se ha producido el éxodo rural como en una gran parte de España. Ya no hay niños en las calles, la escuela se cerró, ni jóvenes inmersos en las tareas de la ganadería, ni variedad de pájaros en los árboles. La población envejeció y los que quedan aún resisten mientras las fuerzas se lo permitan aferrados a su pedazo de huerta pero con los establos vacíos.
En este espacio difícil se encuentran unas cuantas islas que reclaman mi atención. Entre ellas dos granjas enormes de vacas lecheras que conforman un micromundo extraordinario gracias al esfuerzo de las mujeres. Una de ellas es la Granja Familiar Las Llamas. Gracias a su generosidad me abren las puertas y me adentro en un mundo desconocido para mí que me impresiona. La granja, fundada allá en 1875 por Ernesto y Pilar, ha ido creciendo gracias al esfuerzo posterior de Jorge, su hijo, y Cándida que llegaron a tener 113 vacas. Las circunstancias adversas de la vida puso a la familia al borde de la quiebra por la enfermedad del padre, Jorge. La descendencia era femenina, tres hijas, y en un alarde de coraje decidieron todas las mujeres sacar adelante la granja. Con 23 años Verónica, que había estudiado Formación profesional, se puso al frente junto con su madre y luego se sumaría Almudena, la más pequeña, que había estudiado Auxiliar de enfermería y puericultura. A partir de ese momento sus vidas cambiaron y la granja pasó a ser la prioridad absoluta. La energía de la juventud, la ilusión por mejorar las condiciones de la granja les ha hecho ser merecedoras del premio a la mejor ganadería de España en su categoría en 2011 y en 2017 Premio a la calidad de su leche otorgado por Danone.
Al margen de los datos y de la historia, me quedo fascinada por el intenso trabajo que realizan diariamente, las vacas no saben de fiestas o fines de semana, y requieren un cuidado constante y un ordeño dos veces al día que ocupa alrededor de dos horas cada vez y ello gracias a la incorporación de las técnicas de ordeño en unas instalaciones exprofeso para ello. Además de la programación de las inseminaciones necesarias para que tras el parto puedan producir leche durante 7 meses, separar a las gestantes de las que están descansando durante dos meses, las terneras nuevas que esperan alcanzar la edad de procreación, la renovación de las cabezas ya improductivas, la venta de los terneros macho que no son útiles en la granja… los controles sanitarios, la informatización de todo el proceso… la gestión de la comercialización de la leche, de los datos de hacienda… y un sinfín de tareas que requiere una explotación de estas características. Otro apartado fundamental es la alimentación de las vacas con el mejor pasto y grano. Los campos plantados de hierba y maíz requieren otro esfuerzo extraordinario, a ello se dedican Rubén y Miguel, los compañeros de Verónica y Almudena, con una gran variedad de maquinaria que favorecen la gestión de grandes extensiones de terreno con una adecuada sincronización. Y a todo ello hay que gestionar la vida familiar con los hijos de las dos parejas gracias al apoyo de Cándida, la abuela. Es un microcosmos que funciona gracias al trabajo constante del grupo y a la organización de esta mujer, Verónica, que lo mismo lleva la gestión de la granja como en la sala de ordeño, junto con Almudena, ordeña todos los días dos veces a más de 100 vacas. Es un trabajo agotador y el lamento de estas mujeres es que faltan brazos para desarrollar tanto trabajo y también una revalorización del precio de la leche para poder hacer frente a las subidas desmesuradas de los costes de producción y de alimentación. Un ejemplo de ello me lo puso Rubén: un ternero macho que ellos desechan porque no es válido para la granja, después de nueve meses de gestación y alimentación de la vaca, se lo pagan a 20 euros!!! Pero no hay renuevo generacional, los jóvenes no quieren este tipo de trabajo tan esclavo y las granjas familiares irán desapareciendo cuando sus propietarios se vayan jubilando y el futuro pasará, probablemente, por esas macrogranjas industriales que ya están apareciendo, gestionadas por grandes capitales extranjeros. Y los pueblos ganaderos se extinguirán o se convertirán en instalaciones de turismo donde este mundo pase a ser un reportaje de película histórica. Quizás estemos viviendo los últimos años de esta vida sostenida gracias al tesón y la voluntad de las mujeres que siguen defendiendo su vinculación con la madre tierra.
Deberíamos pasar por una granja como ésta para valorar lo que hay detrás de ese vaso de leche fresquita que tomamos en el desayuno o de ese yogur delicioso que nos llevamos a la boca.

10.8.23

Flor del Tejo

El fruto del tejo, Taxus baccata, de la familia de las gimnospermas, uno de los árboles más hermosos y antiguo, procede del Jurásico y es una de las pocas especies de esa época que aún existen en Europa. Vinculado por su longevidad a las tradiciones y leyendas del norte, unido al poder alucinógeno o venenoso de sus bayas, al tejo se le atribuyen poderes mágicos. En Asturias está vinculado con los muertos, suele haber uno al lado de ermitas rurales y los cementerios, y era costumbre llevar una rama a la tumba el día de Todos los Santos. Hoy existen ejemplares aislados que destacan por su porte y su tronco nervudo como si las raíces treparan por el árbol
 

9.8.23

Una escuela unitaria de los años 70


 Una escuela unitaria de los años 70, ya abandonada por falta de estudiantes, con su canasta de baloncesto en el campo, auténtico patio de recreo. Hoy solo se usa como colegio electoral

8.8.23

7.8.23

Carmen Xtravaganza

Hace un año se celebraba el día del Orgullo Gay en Rota con una conexión en directo con Carmen Xtravaganza, hija del pueblo de Rota, icono de la defensa de los derechos LGTBI. Hoy nos enteramos de su fallecimiento a los 62 años víctima de un cáncer. Su capacidad de lucha, su afán de libertad, su alegría dejan este mundo un poco más triste
 

5.8.23

Efectos de la guerra de Ucrania

Atraviesas los campos Castilla y León, Valladolid, Palencia con su tierra del pan, Burgos, y las extensiones de trigo llegan hasta el horizonte. Las cosechadoras van y vienen cargando tractores de la preciada semilla y rascacielos aparecen de vez en cuando al lado de los pueblos. Son los silos para almacenar los cereales. Y piensas que España no puede ser deficitaria en estos granos: trigo, cebada, maíz… Pues lo es: cada año el país tiene que importar el 50% del trigo que necesita y el 35% de maíz. Y esas cantidades se importan de UCRANIA. ¿Y qué pasa ahora? ¿Quién dijo que Ucrania nos quedaba muy lejos, que no es problema nuestro? Pues la guerra afecta directamente a todos los países que importamos sus cereales. Empieza la cadena: esos cereales suben su precio porque son el alimento de los animales que comemos, que a su vez subirá el precio de la leche y la carne, y del aceite, y de todos los derivados… de manera imparable.

¿Por qué digo esto? Hace tres años visité el oeste de Asturias y el paisaje, como años anteriores, era una sucesión de praderas verdes salpicadas de vacas blancas y negras o marrón claro que aprovechaban el verano tomando el sol y pastando de estos verdes intensos antes de volver a los establos de invierno.

Este verano he vuelto a los mismos lugares y me he encontrado todos los prados sembrados de alfombras de maíz que esconden los surcos de las carreteras y ocultan el horizonte. Las vacas ya no están en los prados sino en los establos y se las oye mugir desde la lejanía, tal vez añorando la libertad de movimiento de otros años, atrapadas en unos espacios que solo les permite estar de pie o de rodillas.

Pasear ahora por estos campos perfectamente roturados ha acabado con la mirada alta hacia lo lejos y ha acallado la variedad de cantos de los pájaros. Solo el rumor del viento frotando las hojas anchas de los maizales puebla la atmósfera, o el grito de una urraca aburrida en la copa de alguno de los castaños que permanecen en las orillas de la carretera atraviesa el aire.

Pregunto por este cambio tan radical y la respuesta es inmediata y clara: el precio de las semillas por culpa de la guerra de Ucrania