Un
sudor extraño invadía mi cuerpo y las ganas de vomitar se reflejaban en
las sienes sin decidirse bien qué rumbo tomar. Mi madre me cogía la
mano y de vez en cuando me tocaba la frente con preocupación. Le habían
dicho que no era grave, pasaría en dos o tres días, era fruto de la
reacción a la vacuna. La nalga derecha presentaba una pústula muy fea
que picaba mucho, pero a la que no podía tocar, y todo alrededor estaba
enrojecido e inflamado. Tendría unos siete años y era el mes de mayo,
por la fiesta de las Cruces. Lo recuerdo vívidamente porque la procesión
de la cruz recorría las calles del barrio que habían engalanado sus
portales con las mejores macetas de las vecinas y las niñas formaban
grupos que cantaban las mayas con lazos de papel de seda de colores en
la cabeza, bandas y fajines. Yo tuve que quedarme en casa por la fiebre y
solo pude ver la procesión tras la reja de la gran ventana del piso
bajo que daba a la calle. Recuerdo mi frente apoyada en los barrotes
buscando el frescor del hierro, sentada sobre un cojín que puso mi madre
para que me distrajera.
Dos o tres días antes habían llegado unas
enfermeras a la escuela y quizás un médico, que se instalaron en la
puerta de la dirección, sentados ante una mesa con un paquete de
algodón, un bote de alcohol y, supongo, que algún recipiente donde
introducía, un pequeño cuchillo. Doña María Rosa, la maestra, nos ordenó
ponernos en fila delante de ese equipo porque iban a darnos algo para
que nunca enfermáramos. Nuestras madres no nos habían dicho nada de ello
e incluso dudo que ellas hubieran sido informadas. Estas cosas no se
discutían entonces: lo decía la escuela… y ya está. A medida que
avanzaba la cola fue entrándonos primero miedo a lo desconocido y luego
pánico al ver a las niñas que ya habían terminado, salir llorando. Lo
bueno es que fue tan rápido que no daba mucho tiempo a temer el dolor
desconocido y luego… ya había pasado. Solo recuerdo que debía levantarme
la falda y el pernil derecho de las bragas porque era ahí donde me
harían una pequeña marca: primero el frío del algodón con alcohol, luego
un corte con ese pequeño cuchillo y otra vez el algodón con alcohol.
22.1.21
Vacunación
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario