Por fin se aprueba una ley que regula el derecho a morir dignamente. Cuánto dolor ha sido necesario soportar para llegar a este momento. Cuántos casos de acoso e incomprensión con personas que defendían este derecho!!! Aún recuerdo al doctor Montes, de Leganés, insultado, acusado de asesino, perseguido por políticos del PP, actitudes que le costarían su propia vida. Murió de un infarto agudo de miocardio a los 69 años, en 2018. O el caso más reciente de Ángel Hernández que peleó para que se reconociera el derecho a morir dígnamente de su mujer. Gracias, una vez más, a personas luchadoras que dedican todo su esfuerzo, incluso sus vidas, para cambiar leyes injustas, puedo decir hoy que, llegado el caso, puedo poner fin a mi sufrimiento convenientemente asistida y sin que eso repercuta negativamente en quien me ayude. SÍ AL DERECHO A MORIR DIGNAMENTE
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