13.8.22

El Ebro

 Nacimiento del Ebro: a penas un ligero temblor en la superficie del minúsculo lago indica el afloramiento del agua. Metros más abajo ya una pequeña cascada se precipita suavemente con un rumor alegre. A llegar a Reinosa discurre como un río y termina llenando todo el pantano de su nombre. Más tarde llega a Burgos encajonado entre un hermoso cañón, vigilado por los nidos de águilas y rapaces reinas de los aires.
Así atraviesa provincias hasta llegar al Mediterráneo desparramado feliz con sus brazos de agua multiplicados. Después de dar de beber a los pueblos y regar campos, huertas e inmensos arrozales. El Iber de los romanos que daría nombre a la península


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