Nacimiento
del Ebro: a penas un ligero temblor en la superficie del minúsculo lago
indica el afloramiento del agua. Metros más abajo ya una pequeña
cascada se precipita suavemente con un rumor alegre. A llegar a Reinosa
discurre como un río y termina llenando todo el pantano de su nombre.
Más tarde llega a Burgos encajonado entre un hermoso cañón, vigilado por
los nidos de águilas y rapaces reinas de los aires.
Así atraviesa
provincias hasta llegar al Mediterráneo desparramado feliz con sus
brazos de agua multiplicados. Después de dar de beber a los pueblos y
regar campos, huertas e inmensos arrozales. El Iber de los romanos que
daría nombre a la península
13.8.22
El Ebro
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