19.7.23

Arqueólogos

 Las personas curiosas, cuando salimos de vacaciones, nos creemos un poco exploradoras porque afloran en nuestro interior ecos de ese espíritu aventurero que empujó al ser humano siempre a conocer, investigar e ir más allá. Y somos capaces de dedicar una mañana a buscar la ubicación, los restos de una antigua construcción, dolmen, cueva, ermita, monasterio, palacio… aunque esté muy derruida, muy abandonada o muy perdida entre la maleza.
Así estábamos el pasado domingo buscando las huellas de un antiguo monasterio del que solo se conserva la iglesia, hoy cerrada y quizás solo la abran el día del Santo, una vez al año, o en una romería. Era el monasterio de San Xoan de Camba, antigua abadía dúplice con una comunidad de hombres y otra de mujeres, fundado en el siglo X. Moverse por las carreteras de Galicia ya es de por sí una aventura. La población dispersa, las diferentes organizaciones administrativas y la duplicidad de nombres de los lugares te llevan a dar vueltas como en un laberinto y recurrir necesariamente a las personas del lugar para que te indiquen cómo llegar a donde les preguntas. A veces te miran sorprendidas como diciendo “y ahí van? Si solo son cuatro piedras” Pero aquí el espíritu aventurero no se rinde y persevera hasta llegar a su destino aunque haya dedicado varias horas.
Así nos pasó a nosotros y cuando llegamos quedaba una iglesia reconstruida en el siglo XVIII y sin vestigios de esos monasterios dúplices. Peeero, encontramos a dos jóvenes excavando en un rectángulo con mucha dedicación. Me acerqué a ellos, pregunté si estaban investigando algo y Martiño, que así se llamaba uno de ellos, muy amablemente me informó del trabajo que estaban haciendo los límites de alguna dependencia del monasterio que les ayudaría a confirmar lo que figuraba en testimonios escritos. La iglesia fue reconstruida tras el terremoto de Lisboa de 1755.
Martiño y Toni son piezas imprescindibles en el estudio de las huellas del paso del ser humano por el territorio, para comprender cómo se ha ido conformando la vida hasta llegar a la actualidad y escribir su verdadera historia. Sin este trabajo, silencioso, pertinaz, desconocido, a veces desechado, no podríamos comprender las particularidades de nuestros pueblos, de nuestras gentes.
Después de una detallada descripción de lo que estaban descubriendo y de las hipótesis que pretendían demostrar sobre la importancia del lugar y su conexión con la vía romana que llegaba hasta Astorga, abandonamos a Martiño y Toni que seguían arañando la tierra suavemente en busca de un tesoro que solo ellos entendían.
Curioso cómo buscamos rincones escondidos cuando viajamos y muchas veces desconocemos lo que tenemos al lado de casa. 


 

No hay comentarios: