Plaza de Obradoiro
Veinte años me separan de aquella llegada emocionada con un grupo de soñadores que buscábamos otra manera de celebrar el final de la enseñanza secundaria, de la adolescencia, antes de iniciar la vida adulta.
Terminábamos aquí un camino de iniciación donde habíamos puesto a prueba nuestro cuerpo y nuestra mente, después de aprender a compartir, a convivir y a comprender que no estamos solos, que necesitamos la ayuda de los demás para superar los momentos difíciles.
Hoy la visión de la alegría de tantos y tantos grupos que llegan a esta plaza de piedras vestidas con el anhelo, la ilusión y la energía aquí depositada durante años y años, me emociona y me hace saltar las lágrimas sin poderlas contener. Nos hace libres soñar y luchar para conseguir hacer realidad los sueños para hacer un mundo más solidario y más justo.
Almudena: Suerte inmensa de haber podido vivir, hace ya 20 años, esa experiencia de tu mano. En su momento volvíamos pensando que nunca lo olvidaríamos y ahora, 20 años después, confirmo que no se olvida, que nos hizo crecer y que nos siguió ofreciéndonos mucho con el paso del tiempo. Muchísimas gracias, Juana, otra vez, por acompañarnos en el Camino (más allá de los 100km). Te quiero un montón.
María Aparecida Caseca: Um grande beijo com carinho e saudades desses jovens peregrinos que me acolheram amorosamente.
Nita Prat: Un
camino lleno de emociones, sentimientos, descubrimientos y sobre todo
aprendizaje. Inolvidable aquel camino en el que tanto compartimos,
guiado por 3 grandes profesores (y 3 grandes personas) repletos de
sabiduría, quienes depositaron su confianza en unos cuántos adolescentes, regalándonos una gran fuente de valores que hoy están en nuestras raíces.
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