(continuación) Recuerdo a una alumna en uno de los viajes culturales al Museo del Prado que se quedó emocionada, con la boca abierta, al comprobar que uno de los cuadros que estaban en su libro de Historia del Arte era el mismo, pero muchísimo más grande, que el que contemplaba en ese momento. Y se le iluminó la cara mientras repetía “¡¡¡éste lo conozco, está en mi libro de arte!!!”. La conexión entre la realidad y lo representado fue para ella un momento glorioso de felicidad. Así me sentí yo al leer las palabras de Riego en ese espacio pisado por él hace 200 años, y todas las horas de estudio sobre la historia de España, el absolutismo, el Trienio Liberal, Las Cortes de Cádiz, la Constitución de 1812…afloraron a mi memoria y completaron el puzle con la música del himno de Riego… Viajar ayuda a poner orden y dar sentido a lo que estudiamos.
Y dos días después de este encuentro, casi como una premonición, el Borbón rey Emérito emprende la huida de España como ya hicieron Isabel II y Alfonso XIII, pero en este caso empujado por las cuentas oscuras de negocios turbios e indignos.
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