A
veces, deambular sin un destino fijo, mientras vas enredada en tus
pensamientos, y sin más objetivo que dejarte acariciar por la brisa que
circula exclusivamente por las aceras en sombra, en una remota aldea de
la que no recordarás su nombre... te encuentras de pronto en una fachada
este mensaje... Y otra brisa nueva, ahora en el alma, despeja tus
cielos interiores y los pensamientos vuelven a estar en orden.
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