27.8.20
Sevilla, otra ciudad dormida
Las aceras añoran las voces, los pasos, las bicicletas, los jóvenes, las chicas, con sus mochilas…
La calzada sueña con coches, con motos, con ambulancias con sus prisas, a las órdenes de los semáforos, cada cual en su carril, obedientes, disciplinados
Pero hoy la ciudad vacía, sin movimiento, como la foto de un escenario de película, permanece en silencio.
La torre de Los Perdigones recuerda en un sueño los años gloriosos de las humeantes chimeneas u el semáforo, impertérrito, cambia de verde al rojo, y otra vez al verde con su disciplina mecánica impasible al desaliento.
En las fachadas se divisan rostros inmóviles pegados en los cristales de las ventanas a la espera de la desaparición de la peste que todo lo puebla. De vez en cuando un camión de limpieza riega las aceras, la calzada, con un desinfectante. Vuelve el vacío, ocupado con los cantos de los pájaros y el ladrido de algún perro a lo lejos. También tienen añoranza de amigos, los perros
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